– ¿Por qué estás callado? – me preguntó la china. – ¿No fue un buen año 2002? – Sí, pero es que cada vez me cuesta más filtrar y contar sólo alguna cosa importante. – ¿Tantas cosas te pasaron? – Bueno, en esa época trabajé mucho. Muchísimo. Y en mil sitios.
La china se levantó de la cama y empezó a vestirse. – ¿Dónde vas tan deprisa? – le dije yo. – Vamos a la calle. Además me tienes que seguir contando la historia de tu vida. Supongo que en 2001 sí que te pasarían cosas. – Sí, claro. Pero ¿no podemos hablarlo aquí
Aún estaba dolorido de la galleta que me había metido la china cuando se volvió y me dijo: – Ya hemos llegado al año 2000. Yo me quedé un momento en silencio reflexionando sobre lo que quería ahora. No me atrevía a hablar por miedo a que me diera otra buena. Finalmente me decidí a […]
– Y a todo esto – preguntó la china con curiosidad -. ¿A qué fuiste a Madrid? – ¡A triunfar! – le dije yo. – Ya – dijo ella. Y hubo un silencio. Un silencio largo. Una pausa larga. – ¿Quieres hacer ya la maldita pregunta? – le dije yo sabiendo
– ¿Te estás dejando muchas cosas en el tintero? – me preguntó la china. – La verdad es que sí – le dije yo -. Pero es que es difícil resumir un año. Cada vez es más difícil. A veces mientras voy hablando contigo me voy acordando de cosas de otros años que ya he […]
– Entonces volviste al redil – me dijo la china riéndose un poco. – Así es – le dije yo. – Y nada volvió a ser como antes – me dijo. – Y nada volvió a ser como antes – le dije yo – Nunca nada vuelve a ser como antes. – ¿Te arrepientes
– Creo que me ha sentado mal la comida.- me dijo de repente la china. – ¿A ti? – dije yo riéndome – Si lo raro es que no me haya sentado a mí como una patada en los huevos porque, de verdad, la comida que tenéis en China deja mucho que desear. – Pues […]
Salimos de comer y empezamos a andar. Estuvimos mucho rato callados. Ella no hablaba, yo tampoco. Íbamos paseando lentamente por las calles de Pekín. Yo admirando esa gran ciudad, ella simplemente a mi lado. – ¿Continúas? – me preguntó ella como si ya supiera que no me apetecía
Ya era la hora de la comida, la china me llevó a un restaurante, me dejó en la puerta, se dio media vuelta y se marchó. No dijo ni adiós. Yo me quedé en la puerta con la boca abierta sin poder articular palabra. – ¿Será posible? Yo aquí abriéndole mi corazón y la muy […]
– Así que entraste en Arte Dramático al año siguiente. – dijo la china. – Pues tampoco – le dije yo.- En 1993, después de un año en Bellas Artes donde no me enteraba de nada, me presenté a las pruebas de Arte Dramático. Había, y aún hay, dos pruebas: una teórica y una