– Creo que me ha sentado mal la comida.- me dijo de repente la china. – ¿A ti? – dije yo riéndome – Si lo raro es que no me haya sentado a mí como una patada en los huevos porque, de verdad, la comida que tenéis en China deja mucho que desear. – Pues […]
Salimos de comer y empezamos a andar. Estuvimos mucho rato callados. Ella no hablaba, yo tampoco. Íbamos paseando lentamente por las calles de Pekín. Yo admirando esa gran ciudad, ella simplemente a mi lado. – ¿Continúas? – me preguntó ella como si ya supiera que no me apetecía
Ya era la hora de la comida, la china me llevó a un restaurante, me dejó en la puerta, se dio media vuelta y se marchó. No dijo ni adiós. Yo me quedé en la puerta con la boca abierta sin poder articular palabra. – ¿Será posible? Yo aquí abriéndole mi corazón y la muy […]
– Así que entraste en Arte Dramático al año siguiente. – dijo la china. – Pues tampoco – le dije yo.- En 1993, después de un año en Bellas Artes donde no me enteraba de nada, me presenté a las pruebas de Arte Dramático. Había, y aún hay, dos pruebas: una teórica y una
– Llegamos al noventa y dos. Mayoría de edad. Qué subidón, ¿no? – me dijo la china de repente. – Y además Olimpiadas en Barcelona, Expo en Sevilla, Capital Europea… – Sí, sí… Muy interesante todo. Pero centrémonos en lo mío – le corté yo -. Llega el
Seguimos andando un rato en silencio y disfrutando de los maravillosos paisajes de China. Finalmente yo rompí el silencio un poco incómodo. – Yo no siempre he sido tan atractivo, ¿sabes? – Ni, por lo que se ve, has tenido abuela – dijo ella. – ¡Ya estamos! – dije
– Hablemos de sexo – me dijo la china con una sonrisilla de oreja a oreja. – ¿Cómo? – le pregunté yo sorprendido. – Hombre, hemos llegado a la década de los noventa, tienes dieciséis años, digo yo que ya toca hablar de sexo. – No, no pienso hablarte de sexo.
– A los quince años sí que hice algo por primera vez de lo que me siento muy orgulloso – le dije a la china con cierta euforia. – Sorpréndeme. – me dijo ella con un poco de retintín. – Empecé a trabajar. – le dije yo. – ¿Cómo? – preguntó ella
– Así que llegas a los catorce años sólo, marcado y a tu rollo. – resumió la china. – No, no. – dije yo.- O no me he explicado bien o no te has enterado de nada. – No me he enterado de nada y te explicas como el culo.- sentenció ella. Nos quedamos mirándonos […]
– Soy gay – le dije. – Lo sé – me dijo ella. – Por si acaso no había quedado claro. – Sí, ha quedado claro. – Es que no quiero que te hagas ilusiones conmigo. – Ni en mis peores pesadillas. – Vale. Es que me ha pasado más de una vez. –