Mientras la china regateaba el precio de lo que habíamos tomado de aperitivo (en China se regatea hasta el precio de las comidas) me fije en el mantel y me vino algo a la cabeza. – ¿Sabes? – le dije a la china cuando volvió a la mesa – Cuando tenía diez años y acabábamos […]
Finalmente entramos en un bar a tomar algo. – Debe ser divertido tener hermanos y vivir tantos en una casa, ¿no? – preguntó ella con interés. – Pues la verdad es que, visto con perspectiva, sí que lo era. – dije yo. – Nosotros éramos tres, como en la mayoría de las
La china seguía haciendo cálculos acerca del precio de la vivienda en los ochenta y a mi me estaba entrando el hambre. – Podríamos comer algo – le dije yo. – ¿Quieres un aperitivo chino? – me preguntó ella con cierta sorna. – No, gracias – le dije yo. –
– ¿Entonces fuiste un niño muy infeliz? – me preguntó la china. – ¿Yo? ¿Infeliz? – le respondí yo – Yo he sido muy feliz en general, y lo sigo siendo. Lo pasé peor en la adolescencia, pero eso ya llegará. Yo fui un niño muy feliz. Mirado ahora con perspectiva, yo
– Entonces – volvió a preguntarme la china. – Todo marchaba a la perfección, ¿no? Los Reyes Magos te visitaban, vivíais en un piso enorme… – Así es – continué yo con mi relato. – Es cierto que fue una época de vacas gordas, como se suele decir. No nos
– Y entonces os mudasteis a Alzira – dijo la china dando a entender que seguía el hilo de mi explicación – Así es, toda la familia nos fuimos a Alzira a vivir. Era un piso enorme. Un séptimo con ascensor. Tenía tres dormitorios, una habitación para la plancha, una salita, un
– Entonces, ¿cómo acabasteis en Alzira? – me preguntó la china. – Pues verás – continué yo con mi relato.- en mi casa siempre hemos sido muy demócratas. Pero no demócratas como los de Estados Unidos. Demócratas de votar las cosas. De decidir las cosas por mayoría.
– Esto está siendo muy divertido para mi – me dijo. – Tenéis una cultura tan diferente. – Para mi también lo está siendo – le dije yo. – De hecho cuando vuelva a mi casa lo publicaré todo en un blog. – ¿Cuando vuelvas a Burjassot? – me preguntó
No tardó mucho mi amiga china a volver a preguntarme sobre mi vida y yo, que soy facilón, enseguida olvidé las risas sobre mi nombre y seguí contándole mi vida. – ¿Qué quieres saber ahora? – le dije. – Cuéntame cosas de Sagunto. – No sé. La verdad es que nací allí de
– Sígueme contando. ¿De dónde viene tu nombre? ¿Significa algo especial? Sonreí enseguida. – Bueno, como mucha gente he leído acerca del origen y significado de mi nombre. En cualquier mercadillo encuentras alguna placa o pergamino que indica que es de origen germánico y que